(Dolores Aleixandre) El itinerario vital de Elías aparece marcado por dos montes: el Carmelo y el Horeb (Sinaí). En el monte Carmelo Elías se relaciona con el Dios del triunfo y del poder que parece amoldarse a sus deseos y le lleva a desafiar a los sacerdotes de los dioses paganos, a acabar con ellos y a resultar triunfante en el conflicto (1 Reyes 18).
Sin embargo, tiene que huir después adentrándose en el desierto y allí va a vivir una experiencia de tanto desfallecimiento y desesperanza que llega a desear la muerte. El desierto fue para Elías lugar de desesperación, de debilidad y de conversión y ese contacto con sus límites le devuelve su verdadera identidad y le hace posible conocer a un Dios que se comunica con él de otro modo. Continuar leyendo “El aprendizaje del silencio”