Recibir la confirmación es…
recibir el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, con toda su fuerza, para ser plenamente cristiano.
Y eso significa…
dejarse transformar por el Espíritu, hacer de Jesús y de su Evangelio el centro de la propia vida, creer de verdad en la felicidad que él da; ser continuador de la misión de Jesús, llevar a los demás su fe, su esperanza, su amor; formar parte de la comunidad de los seguidores de Jesús, la Iglesia, y participar de sus encuentros (sobre todo del principal, la Eucaristía); querer vivir a fondo lo mismo que Jesús vivía: el amor del Padre, el amor a los demás cada día, la fraternidad con toda persona sin ninguna exclusión, la lucha por un mundo más digno, el espíritu de entrega y de servicio.
Mi confirmación, de Josep Lligadas