Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia, homilía sobre la limosna

Juan fue un gran predicador. Mejor dicho, es considerado por todo el mundo como el mejor predicador que ha habido en lengua griega y uno de los mejores oradores en esta lengua de toda la historia. Solo san Agustín le es comparable en el mundo latino. Por eso se le califica ya desde el siglo VI como “Crisóstomo”, es decir “Boca de oro”; esto es lo que significa esta palabra griega. El título fue tan unánimemente aceptado por todo el mundo que quedó unido para siempre a su nombre, hasta el punto que a veces se le designa solamente por este título: ¡el Crisóstomo!

Aquí tienes su Homilía sobre la limosna (PG 51,261s.) que empieza así:

 Hoy me levanto a dirigiros la palabra, a fin de traeros una embajada justa, provechosa y conveniente para vosotros. Y para esta embajada no me ha escogido otro que los pobres que pueblan esta ciudad, y no por palabras y votos o por decisión del común consejo, sino por el más lastimero y amargo de los espectáculos…

Homilia sobre la limosna