En los inicios del cristianismo ni siquiera se celebraba la Navidad. Las primeras comunidades cristianas solo se reunían semanalmente cada domingo para celebrar la resurrección del Señor. Pero poco a poco fue surgiendo la necesidad de reunirse para conmemorar anualmente hechos importantes de la vida de Jesús. Así, con motivo de la Pascua judía se empezó a recordar cada año su muerte y resurrección.
El belén, para vivir la Navidad, de Enric Benavent y Albert Dresaire