El Evangelio también pasa por nuestro bolsillo

Silvia Fuentes, Madrid

Formamos parte de una sociedad capitalista que promueve la búsqueda de la felicidad desde el consumo compulsivo y la individualidad donde todos los medios utilizados son válidos, si se consigue un beneficio económico. Este se reparte entre unos pocos y va dejando a una amplia mayoría de personas tirada en la cuneta, sin acceso a unos servicios mínimos como son el trabajo, la vivienda, la comida…

Ante esta situación Jesús nos invita a la confianza y a la búsqueda de lo esencial: el Reino de Dios y su Justicia. Todo lo demás pasa a un segundo término. Incluso nos dice que no debemos preocuparnos por lo que comeremos ni vestiremos, Él ya sabe que lo necesitamos y nos lo dará (cf. Marcos 6,25-34).

Desde la perspectiva del consumo, en el Evangelio encontramos a un Jesús muy contundente que nos señala la dificultad de salvarnos si acumulamos riquezas:

Si quieres ser perfecto, ve a vender lo que tienes y dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en los cielos. Luego ven y sígueme.

(Mateo 19,21)

Jesús nos invita a vivir en comunidad

Frente al individualismo, Jesús nos invita a vivir en Comunidad, a colocar a las personas en el centro de nuestras decisiones. Y nos presenta una forma revolucionaria de compartir desde lo que somos y desde lo que tenemos. Jesús nos estimula de forma muy pedagógica a poner a disposición de los demás nuestros cinco panes y dos peces porque, cuando hay esta entrega, se produce el milagro y todo se multiplica (cf. Marcos 6,34-42).

En las primeras comunidades cristianas podemos encontrar referencias de cómo compartían no solo pensamiento y corazón, sino también los bienes:

Nadie consideraba como propio nada de lo que poseía… Se repartía a cada uno según su necesidad.

Hechos 4,32-34

La equidad es un valor a tener en cuenta, la persona y sus verdaderas necesidades debería ser un criterio a priorizar en el reparto de los bienes comunes.

¿Cómo podríamos ir educando el corazón para no dejarnos seducir por las ofertas de «falsa felicidad» que nos bombardean? ¿Cómo vivir la economía doméstica desde los valores del evangelio? ¿Cómo podría estar atenta de las personas que están en la cuneta para devolverles su dignidad de hijos de Dios?

  • La oración personal y comunitaria nos puede ayudar a releer la vida, a descubrir lo que Dios nos va proponiendo a través de las personas que nos salen al encuentro.
  • Participar en grupos, comunidades que trabajen por los valores del Reino y colaborar con aportaciones económicas que ayuden a sostener esos proyectos.

El bienestar de lo público

Fomentar y defender lo público en la calle para que sea un derecho efectivo y desde nuestros impuestos tan necesarios para el mantenimiento de un estado del bienestar que nos permite tener una Sanidad o una educación para todos.

Por muy pequeño que parezca, cada gesto es necesario. Desde nuestra economía doméstica podemos actuar. Podemos tener un consumo responsable: preguntémonos si realmente lo necesitamos antes de adquirir algo. Comprar y compartir con otros, pensar en la utilidad social que puede tener, comparar si hay alternativas mas saludables y ecológicas, y un largo etcétera de acciones que podemos desarrollar para vivir la economía más acorde con los valores del Reino.

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